(Poesías extraídas, con autorización de la autora y editores, del libro Las cosas que odio - Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1998. Colección Infantil)
LAS COSAS QUE ODIO
Me encantan los dentistas
Yo tengo una amiga con más dientes
de los que usa la mayoría de la gente.
Tenemos muchas cosas en común:
nos gusta la ensalada con atún,
los domingos canjeamos revistas,
y a las dos nos encantan los dentistas.
Mi amiga es tan prolija y obediente
que jamás se comería un caramelo
por cuidar de sus muelas y sus dientes.
En su vida probó una golosina
porque sabe que el azúcar es dañina.
Y siempre se limpia con hilo dental
para que nada le vaya a hacer mal.
Pero a veces su mamá la reta un poco:
"Diana Laura, perdoname que insista:
aunque luego te cepilles bien a fondo,
no está bien que te comas al dentista.
¿Por qué no te portás como tu amiga,
que es ejemplo de buena educación?
Aunque vea un odontólogo sabroso
se conforma con darle un mordiscón".
Yo tengo una amiga con más dientes
de los que usa la mayoría de la gente.
Tenemos muchas cosas en común:
nos gusta la ensalada con atún,
los domingos canjeamos revistas,
y a las dos nos encantan los dentistas.
Mi amiga es tan prolija y obediente
que jamás se comería un caramelo
por cuidar de sus muelas y sus dientes.
En su vida probó una golosina
porque sabe que el azúcar es dañina.
Y siempre se limpia con hilo dental
para que nada le vaya a hacer mal.
Pero a veces su mamá la reta un poco:
"Diana Laura, perdoname que insista:
aunque luego te cepilles bien a fondo,
no está bien que te comas al dentista.
¿Por qué no te portás como tu amiga,
que es ejemplo de buena educación?
Aunque vea un odontólogo sabroso
se conforma con darle un mordiscón".
Ilustración: O´Kif (Alejandro O´Keeffe)
Odio viajar en auto
Viajar en auto es bobo,
no es nada divertido,
y de tan aburrido
es casi parecido
a no poder dormir:
¡yo quiero haber llegado
pero no quiero ir!
No quiero contar autos
como ovejitas blancas
que saltan una cerca,
que pasan, que pasamos
que van para otro lado,
no quiero ver las torres
de la electricidad
volando tan veloces
que no alcanzo a contar.
Y mi hermanito llora,
papá siempre se enoja,
mamá nos grita basta,
y siento olor a nafta
y quiero irme a mi casa.
Si miro a la distancia
parece que la ruta
está toda mojada.
Mamá dice "Qué lindo,
eso es un espejismo".
A mí me da lo mismo:
ni me parece lindo
ni me parece bello
para ver espejismos
en vez de andar en auto
prefiero ir en camello.
Viajar en auto es bobo,
no es nada divertido,
y de tan aburrido
es casi parecido
a no poder dormir:
¡yo quiero haber llegado
pero no quiero ir!
No quiero contar autos
como ovejitas blancas
que saltan una cerca,
que pasan, que pasamos
que van para otro lado,
no quiero ver las torres
de la electricidad
volando tan veloces
que no alcanzo a contar.
Y mi hermanito llora,
papá siempre se enoja,
mamá nos grita basta,
y siento olor a nafta
y quiero irme a mi casa.
Si miro a la distancia
parece que la ruta
está toda mojada.
Mamá dice "Qué lindo,
eso es un espejismo".
A mí me da lo mismo:
ni me parece lindo
ni me parece bello
para ver espejismos
en vez de andar en auto
prefiero ir en camello.
LOS EXAGERADOS
La pequeña Analía García
La pequeña Analía García,
caminando distraída, sin pensar,
pisó un chicle por Pampa y la vía
y ya nunca se pudo despegar.
Pasaron las horas y los días.
Sus padres le llevaban de comer.
Pasaron las semanas y los meses.
Analía empezaba a crecer.
Terminó la primaria en calle.
Las maestras la ayudaban a estudiar.
Analía era linda y los muchachos
le decían piropos al pasar.
Tuvo un novio que allí la visitaba.
Se casó, pero no se despegaba.
Pasaron los meses y los años:
Analía empezaba a envejecer.
Andaría por los ochenta y pico,
cuando un nieto fue a verla con su hijo,
y el bisnieto, simpático, le dijo
después de mirarla un largo rato:
"Si querías despegarte, bisabuela,
¿por qué no te sacaste los zapatos?"
La pequeña Analía García,
caminando distraída, sin pensar,
pisó un chicle por Pampa y la vía
y ya nunca se pudo despegar.
Pasaron las horas y los días.
Sus padres le llevaban de comer.
Pasaron las semanas y los meses.
Analía empezaba a crecer.
Terminó la primaria en calle.
Las maestras la ayudaban a estudiar.
Analía era linda y los muchachos
le decían piropos al pasar.
Tuvo un novio que allí la visitaba.
Se casó, pero no se despegaba.
Pasaron los meses y los años:
Analía empezaba a envejecer.
Andaría por los ochenta y pico,
cuando un nieto fue a verla con su hijo,
y el bisnieto, simpático, le dijo
después de mirarla un largo rato:
"Si querías despegarte, bisabuela,
¿por qué no te sacaste los zapatos?"
loqueleo - SANTILLANA
El extraño caso de Marcelo
A Marcelo, hasta la edad de siete años,
no le había pasado nada extraño.
Pero un día hubo un hecho estrafalario:
Marcelito decidió ser un canario.
La mamá andaba bastante preocupada:
su hijo comía mijo y aleteaba.
Imitando a una paloma de la plaza
aprendió a revolotear a lo torcaza.
Se volvió por el aire hasta su casa
y aterrizó tranquilo en la terraza.
Se hizo amigo del loro de su tía
y conversan entre ellos todo el día.
Como ya no le gusta más su cama,
ahora duerme parado en una rama.
Los vecinos llamaron a los diarios
por el caso del niño canario.
Un gato fue a atacarlo, equivocado,
y Marcelo lo hizo en estofado.
Decían por la tele al poco rato:
¡Canario gigantesco come gato!
Ilustración: Pablo Bernasconi
A Marcelo, hasta la edad de siete años,
no le había pasado nada extraño.
Pero un día hubo un hecho estrafalario:
Marcelito decidió ser un canario.
La mamá andaba bastante preocupada:
su hijo comía mijo y aleteaba.
Imitando a una paloma de la plaza
aprendió a revolotear a lo torcaza.
Se volvió por el aire hasta su casa
y aterrizó tranquilo en la terraza.
Se hizo amigo del loro de su tía
y conversan entre ellos todo el día.
Como ya no le gusta más su cama,
ahora duerme parado en una rama.
Los vecinos llamaron a los diarios
por el caso del niño canario.
Un gato fue a atacarlo, equivocado,
y Marcelo lo hizo en estofado.
Decían por la tele al poco rato:
¡Canario gigantesco come gato!
Ilustración: Pablo Bernasconi
Visto y leído en:
loqueleo - SANTILLANA
http://www.loqueleo.com/ar/libro/las-cosas-que-odio
Revista IMAGINARIA
http://www.imaginaria.com.ar/03/1/shua6.htm
Imaginaria es una revista online sobre literatura infantil y juvenil, de aparición quincenal. Está dirigida a docentes, padres, bibliotecarios, escritores, ilustradores, especialistas, y a toda persona relacionada con los niños y la lectura. Originada en Buenos Aires, Argentina, se publica desde junio de 1999.
Animales rimados y no tanto. Poesías para chicos. Programa Libros y Casas. Ministerio de Cultura Argentina. 2007
https://librosycasas.cultura.gob.ar/libros/animales-rimados-y-no-tanto-2/
https://www.cultura.gob.ar/noticias/ya-se-encuentra-en-linea-la-biblioteca-digital-libros-y-casas/
loqueleo - SANTILLANA
http://www.loqueleo.com/ar/libro/las-cosas-que-odio
Revista IMAGINARIA
http://www.imaginaria.com.ar/03/1/shua6.htm
Imaginaria es una revista online sobre literatura infantil y juvenil, de aparición quincenal. Está dirigida a docentes, padres, bibliotecarios, escritores, ilustradores, especialistas, y a toda persona relacionada con los niños y la lectura. Originada en Buenos Aires, Argentina, se publica desde junio de 1999.
Animales rimados y no tanto. Poesías para chicos. Programa Libros y Casas. Ministerio de Cultura Argentina. 2007
https://librosycasas.cultura.gob.ar/libros/animales-rimados-y-no-tanto-2/
https://www.cultura.gob.ar/noticias/ya-se-encuentra-en-linea-la-biblioteca-digital-libros-y-casas/