Biblioteca Popular José A. Guisasola


Entrevista 1



Por Graciela Pucci y Mario Capasso (Literarte - edición 2005)



Ana María Shua nació en la ciudad de Buenos Aires, el 22 de abril de 1951. Es profesora en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires y trabajó como publicista, periodista y guionista de cine.

Su primer libro, el poemario El sol y yo, fue publicado cuando Ana María tenía apenas dieciséis años. En el año 1976, con la llegada al poder de la dictadura militar, Ana María decidió radicarse en Francia, junto a su esposo, de manera temporal. En París trabajó para una revista española publicada por Cambio 16.

Sus dos primeras novelas, Soy paciente y Los amores de Laurita, fueron llevadas a la pantalla grande, lo que la llevó a iniciarse como guionista de cine. Estas novelas han sido traducidas al italiano y al alemán. Soy Paciente, además, recibió el primer premio del concurso internacional de narrativa de Editorial Losada.


Ana María Shua ha incursionado con frecuencia y con una singular calidad en un género que se conoce como "cuento brevísimo"; su primer libro en este género se llamó La sueñera y data de 1984; al mismo le siguieron Casa de Geishas y Botánica del Caos. En 1988 comenzó su carrera en la literatura infantil, de la que podemos destacar los libros La batalla entre los elefantes y los cocodrilos, Expedición al Amazonas, La fábrica del Terror y La puerta para salir al mundo. Sus libros dedicados al público infantil han sido reconocidos y premiados en Argentina, Estados Unidos, Venezuela, Alemania y en otros países. Entre 1993 y 1995 publicó varios libros relacionados a la cultura y a las tradiciones judías. En 1993 recibió la prestigiosa beca Guggenheim para trabajar en su novela El libro de los recuerdos.

Otra novela suya, La muerte como efecto secundario, obtuvo el premio Sigfrido Radaelli, otorgado por el Club de los XIII. Otras publicaciones más recientes son Cabras, mujeres y mulas (antología de la misoginia en la literatura popular) y, en colaboración con Alicia Steinberg, Antología del amor apasionado. En el año 2001, editado por Sudamericana, aparece el volumen de cuentos Como una buena madre, otra muestra más del talento narrativo de esta escritora que nos honró al concedernos esta entrevista exclusiva, que nos enorgullecemos de ofrecer a los lectores de Literarte.


►¿Qué te parece Ana María si para arrancar esta entrevista comenzamos por el final, que en este caso sería tu último libro publicado? Comentanos un poco sobre "Historias Verdaderas"

"Historias Verdaderas" es un libro en el que he disfrutado contando historias que me contaron a mí. Pequeñas historias de gente común que habla de la ciudad ayer y hoy, de los cambios en las costumbres, de los problemas y las alegrías cotidianos. Se hubiera llamado "Historias mínimas", si no fuera por la película de Sorín. No es un libro de ficción, no son cuentos, son textos emparentados con las famosas "Aguafuertes porteñas" de Arlt, y trabajados en función de la memoria. A la gente le cuesta recordar esos pequeños acontecimientos que forman el tejido de los días, o los recuerda bien pero no considera dignos de ser contados. Para escribir este libro, tuve que salir a la caza de esos fragmentos de vida.

►¿Cómo ves la literatura argentina actual?

La literatura argentina huye de Borges por el jardín de los senderos que se bifurcan, abriéndose en abanico hacia todas las posibilidades. Con fuerte influencia del cuento norteamericano. Buscando romper los estereotipos de nuestro continente. Sin declaraciones ni movimientos, muchos autores jóvenes muestran las mismas tendencias que los McOndos chilenos o la generación del crack en México. Otros juegan a un hiperrealismo que hace saltar por el aire el concepto de verosimilitud. Ninguna novedad: se avanza a favor de la tradición o en su contra, y en el fondo es lo mismo.

►¿Qué nuevos autores argentinos quisieras destacar?

Hay muchos excelentes escritores nuevos, algunos jóvenes y otros no tanto, porque mucha gente empieza a publicar de grande. Cuando uno hace una lista siempre se olvida de alguien que le importaba mucho. Pero bueno, lo intento. Florencia Abbate, Pablo Ramos, Alejandra Laurencich, Gabriel Bellomo, Alejandro López, Angela Pradelli...y podría seguir nombrando.

►Tu primer libro publicado fue de poesía, ¿qué diferencias encontrás entre el lenguaje poético y el de la narrativa?

A veces es difícil explicar la diferencia entre un elefante y una aspirina y sin embargo todos sabemos que no son lo mismo. Sobre todo cuando hay fronteras difusas en que elefante y aspirina se amalgaman, confunden sus moléculas y de pronto no podemos estar tan seguros de lo que estamos tomando con un vaso de agua. Eso pasa, por ejemplo, en los cuentos brevísimos.

►No es frecuente que un escritor se dedique a la literatura infantil, ¿cómo te manejás vos y qué diferencias observás entre ambos géneros?, si es que las hay.

La cuestión de los géneros remite una y otra vez al problema del elefante y la aspirina. Pero digamos que la literatura infantil se diferencia claramente por su receptor: un chico, es decir, una persona que no ha completado el desarrollo del pensamiento lógico, que tiene un vocabulario más acotado, que tiene menos experiencia en la vida. Ninguno de estos límites tiene por qué afectar la calidad literaria de lo que se escribe. Literatura infantil es literatura que también les gusta a los chicos, es decir que, desde cierto punto de vista, tiene más exigencias que la literatura dirigida a los adultos. Cada vez que uno se plantea una imposibilidad, allí está la realidad de los grandes autores para desmentirla: Lewis Carroll demuestra que se puede hacer literatura infantil experimental, Harry Potter demuestra que se pueden escribir novelas largas, en fin, los únicos verdaderos límites los pone el talento del autor. Yo he publicado muchos de mis cuentos como literatura de adultos y como literatura infantil, sin hacerles ninguna modificación.

►¿Qué opinás de los talleres literarios, te parece una buena aproximación a la escritura?

Sí, ¿por qué no? Cuando el coordinador es bueno, cuando es un buen lector (no es necesario que sea un gran escritor), le puede resultar muy útil a alguien que está empezando a escribir encontrarse con otros de su misma condición en un ambiente de trabajo. Un taller es un estímulo y un lugar de autocrítica. Ojalá hubieran existido en mi época, yo hubiera sido una tallerista crónica. Nadie que no sea escritor se va a convertir en escritor gracias a un taller. Pero para el que de todos modos lo es, resulta muy útil.

►¿Qué papel te parece que cumple o debería cumplir el intelectual en nuestra sociedad actual?

Ya no lo sé. Desde el punto de vista de la creación individual, en la era pre-dictadura actuaba sobre los escritores una vaga pero confortable noción de participación. Se era parte actuante de un movimiento general, que incluía lo político, un movimiento de transformación que iba a modificar indudablemente nuestra sociedad, nuestra mentalidad. Los escritores que estamos produciendo ahora somos, lamentablemente, mucho más modestos. Hasta los más jóvenes, hasta los inéditos, se sienten más sabios, más tristes y más viejos. Desarrollamos nuestra tarea con un tesón y una melancolía parecida a la de los copistas medievales, esperando confusamente un futuro en el que nuestra obra, indiferente a nuestro entorno actual, vuelva a ser importante para los hombres.

►¿Cómo es el mercado editorial en este momento socio-económico?

Pobre y triste pero en crecimiento, igual que todo el resto de la sociedad. La industria editorial sufrió muchísimo con la crisis, el libro es artículo de lujo. En un par de años quebró o se liquidó casi la tercera parte de las librerías del país. En este momento el crecimiento económico se siente favorablemente, aunque partimos desde muy abajo. En cuanto a las preferencias del público, lamento profundamente la poca valoración que se le da al cuento. Si las editoriales se resisten a publicar libros de cuentos no es porque sean caprichosas, sino porque el cuento es realmente rechazado por el mercado. Funciona mejor la novela, en particular el best-seller internacional y la novela histórica argentina. Y los libros de ensayo: historia, actualidad, economía. La literatura argentina de ficción casi no tiene canales de comunicación con el público, nadie le presta mucha atención.

►¿Qué nivel te parece que tienen los medios culturales a través de los cuales se difunden las obras de los artistas en general?

Fuera de los suplementos culturales de los diarios, en este momento conozco poco. En general me parece que el nivel es alto. Me gusta mucho Diario de Poesía y celebro su continuidad. Me alegro enormemente que Clarín haya optado por un suplemento de divulgación, como es el Ñ, que tiene que ver con los lectores del diario, y es digno de consideración que unas cien mil personas estén pagando 50 centavos para comprarlo. Los suples de La Nación y Página están muy bien, cada uno a su manera. Uno siempre quisiera más páginas, por supuesto, y es una pena que se haya perdido en parte Radar Libros, pero no es el peor momento.

►Ya dijimos que escribiste poesía, narrativa y narrativa infantil, además sabemos que abordaste otros géneros literarios, contanos un poco sobre eso.

Algo dije ya sobre el cuento brevísimo, o minificción o como quieran llamarlo. Es un género que me apasiona, en el que tengo ya 4 libros publicados. El último, "Temporada de fantasmas", se publicó en España. El minicuento tiene varios países limítrofes: la poesía, el chiste, el aforismo. Y sin embargo mantiene su especificidad, las fronteras pueden ser difusas pero en el centro del territorio no hay dudas. Las minificciones son como translúcidos fantasmas de sentidos, si se las mira de frente desaparecen, hay que aprender a atrapar desde una lectura atenta y distraída al mismo tiempo su significado siempre evanescente. También escribí guión de cine, un ejercicio duro para quien, desde la narrativa, es el patrón del circo, el dueño y señor de todos los recursos. Escribir guión es como boxear con las manos atadas a la espalda: se puede esquivar y dar cabezazos, pero todo lo demás le corresponde al director.

►En tus textos, entre otras cosas, aparecen el humor y el erotismo, ¿cómo te manejás con ellos y cómo te parece que los recibe el lector?

El humor es natural en mí, es parte de mi personalidad y aparece espontáneamente en todo lo que hago. A veces me impongo deliberadamente no escribir con humor, porque creo que es necesario, al menos como variante, escribir a contrapelo de la facilidad. El humor es una puerta que se abre de golpe en lo que creíamos una pared sólida y lisa. Es un sobresalto, la presencia alegre de lo inesperado, que cuando no aterra, siempre hace reír. El erotismo: sí, claro, pero es como decir que en mis textos aparece el amor, la vida y la muerte. El erotismo es una parte fundamental de la experiencia humana, no necesita explicación. Estuvo censurado y ya no lo está, eso es todo. ¿Cómo los recibe el lector? Ah, qué misterio fascinante. Eso es algo que jamás sabremos los escritores, porque no hay actividad más íntima y secreta que la lectura.

►¿Qué opinás sobe el nivel de lectura en nuestra sociedad?

En Argentina las últimas encuestas de la Cámara del Libro demuestran que lee habitualmente más o menos un 3 % de la población. En un país empobrecido, donde la mayor parte de la población está condenada a la miseria ¿qué otra cosa se puede pretender? Cuatro gatos locos nos disfrazamos con los oropeles de la cultura y nos mentimos unos a otros tratando de hacernos creer que vivimos en un país intelectual y culto. Vivimos en un país pobre y eso es todo. Retrocede la educación y retrocede la lectura.

►Por último, y no porque no tengamos ganas de seguir con esta entrevista, contanos qué estás escribiendo actualmente

Estoy luchando contra una novela y todavía no sé quién va a ganar. También estoy terminando con una nueva compilación de cuento popular, un trabajo que incluye investigación y reescritura, que sale este año y se va a llamar "El libro de las mujeres".

►Para cerrar esta nota, destacamos que, en la edición 2005 de la Feria del Libro, Ana María Shua presentó Temporada de Fantasmas, libro de microrrelatos sobre la vida, publicado por Ediciones Páginas de Espuma.



Fuente: http://www.literartes.galeon.com/productos1218921.html
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